6 Consejos para Mantener la Regularidad en Vacaciones
He aquí otra razón más para empacar una botella de agua.
Seamos honestos: ¿alguna vez te has ido de vacaciones y te has dado cuenta a los tres días de que todavía no has ido al baño? El estreñimiento en los viajes es algo que sucede, un problema común que aparece al modificar tus rutinas de ejercicio, alimentación, sueño y ejercicio. Esa sensación de hinchazón y retención que conlleva puede hacerte sentir incómodo si bien deberías estar disfrutando de cada minuto. En lugar de sufrir, utiliza estos consejos para mantenerte –o volver a ponerte– en el buen camino la próxima vez que estés fuera de servicio.
LO QUE SE PUEDE HACER
Bebe toda el agua.
¿Sabías que el aire seco y viciado del avión te deja la piel y la boca secas como papel? Puedes hacer lo mismo con el interior de tu cuerpo. Estar deshidratado hace que tus heces se sequen, lo que dificulta más ir al baño. Asegúrate de beber mucha agua para evitar que las obstrucciones no te permitan avanzar, y evita el alcohol y el café (u otras bebidas con cafeína), que pueden contribuir a la deshidratación. Empaca una botella de agua reutilizable con filtro incorporado para que sea fácil de llenar dondequiera que te encuentres.
Come alimentos ricos en fibra.
Puede ser difícil comer sano en vacaciones, pero siempre que puedas, escoge platos llenos de frutas frescas, verduras y cereales integrales. Esos alimentos ricos en fibra ayudan a que las heces transiten más rápido por tus intestinos. Hasta los 50 años, las mujeres necesitan 25 gramos de fibra al día, mientras que los hombres necesitan 38 gramos; la ingesta recomendada disminuye un poco a partir de los 50 años. Para tener una idea de cuánto representa esa cantidad de fibra: una taza de brócoli tiene 5 gramos, una taza de espaguetis integrales cocidos 6 gramos y un plátano de tamaño mediano 3 gramos. Si sabes que te diriges a un lugar donde te será difícil comer tan sano como te gustaría, considera empacar un suplemento de fibra.
No abandones por completo tu rutina de ejercicio.
Sigue moviéndote todo lo que puedas y tu sistema digestivo también lo hará. La actividad física ayuda a aumentar la actividad muscular de tus intestinos. Si puedes, haz actividades de turismo físico, como una caminata o una clase de paddle board. Al mismo tiempo, no te estreses por hacer un entrenamiento HIIT superintenso si prefieres estar holgazaneando en la playa; en su lugar, simplemente asegúrate de que estás haciendo algún tipo de ejercicio de forma constante: una carrera rápida, una nadada fácil o bien yoga por las mañanas todos los días serán suficientes.
Pero también: reláaaajese.
¡Son vacaciones! Hay un millón de cosas que pueden salir mal (ejem, vuelos retrasados, reservaciones de hotel equivocadas, darte cuenta de que no has empacado tu lector de libros electrónicos...) pero cuanto más te asustes, más puede afectar tus hábitos de ir al baño. Tu intestino y tu cerebro están conectados, y el estrés psicológico y su sistema gastrointestinal pueden afectarse mutuamente, alterando el movimiento y las contracciones del tracto gastrointestinal. Respira hondo unas cuantas veces (¡o prueba una aplicación de meditación guiada!) para poder encontrar una solución a cualquier problema desde un lugar más apacible. Mientras más zen esté tu cerebro, mejor se sentirá tu vientre.
¡No esperes para ir al baño!
Claro que a veces los baños públicos son... menos que ideales, pero si tienes que ir, no te aguantes hasta encontrar un baño que cumpla con tus expectativas. Esto hace que las heces se acumulen en tu organismo, y esa presión y esfuerzo adicionales cuando por fin vayas al baño pueden provocar incómodas hemorroides. Si acabas sufriendo molestias a causa de las hemorroides, guarda en tu bolso Toallitas Totables Rapid Relief, que te ayudarán a aliviar la irritación.
Sigue un horario de sueño regular.
Tus hábitos de sueño también están relacionados con lo que ocurre en el baño. Tu ritmo circadiano puede influir en muchos aspectos de tu salud, incluido tu sistema digestivo. Asegúrate de que no te afecta el jet lag manteniendo tu horario de sueño lo más parecido posible al del huso horario en el que vives y manteniendo tu habitación fresca por la noche. Durante el día, evita las siestas e intenta pasar tiempo al aire libre bajo la luz natural (¡pero no olvides empacar protector solar!).
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